Se consuma dedazo en el PAN, con encuestas fantasmas

Después del dispendio de los aspirantes panistas a la candidatura al gobierno, ahora dicen que fue un proceso ordenado y transparente.

Dentro y fuera del Partido Acción Nacional (PAN), se ha presenciado un espectáculo político que parece haber consumido cualquier vestigio de proceso democrático interno. La noticia de que Markos Cortés y Mauricio Vila han anunciado el dedazo a sus candidatos a gobernador y alcalde de Mérida, respectivamente, sin siquiera revelar los resultados de la encuesta, ha dejado a los panistas con rostros largos y airados reclamos.

Ni los propios seguidores del alcalde Renán Barrera se han tragado el mitote.

La democracia interna en un partido político es una pieza fundamental que asegura la representación genuina de los deseos y opiniones de sus miembros. Sin embargo, el reciente comportamiento en el PAN ha planteado serias dudas sobre la integridad de este proceso. La falta de transparencia en la toma de decisiones y el anuncio apresurado de candidatos han arrojado una sombra sobre la credibilidad del partido.

El descontento y las caras largas entre los miembros del PAN son una manifestación evidente de la frustración que sienten al ver cómo se les niega la oportunidad de influir en la selección de sus candidatos. Las voces de aquellos que buscan una verdadera representación y participación democrática parecen haber sido silenciadas en medio de este circo político.

Las encuestas simplemente no aparecieron por ningún lado, solo un comunicado de prensa fue lo enviado antes de la media noche por el PAN a través de sus redes sociales, con ello, informaron la decisión del CEN, sobre su candidato a la gubernatura Renán Barrera y a la alcaldía de Mérida, Cecilia Patrón.

El liderazgo debería ser un faro de integridad y ética política, guiando al partido con respeto por sus miembros y procesos internos. En lugar de eso, la precipitación y la falta de transparencia han erosionado esa imagen.

Es crucial recordar que la política no solo se trata de ganar elecciones, sino también de preservar los principios fundamentales de representación y participación democrática. Si el PAN desea mantener su relevancia y cohesión, debe abrazar estos valores en lugar de sacrificarlos en aras de la conveniencia.