Grave problema de uso de plástico en Yucatán

REDACCIÓN OILO

La investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) Unidad Mérida, Dalila Aldana Aranda, ha manifestado su preocupación por el acelerado agravamiento del uso del plástico en la Península de Yucatán y en el país en general. En apenas 30 años, el problema se ha exacerbado de manera exponencial, generando serias consecuencias para el medio ambiente y la biodiversidad.

Especialista en el estudio del efecto del cambio climático y la contaminación por micro plásticos en la biodiversidad del Caribe, la especialista señaló que aproximadamente el 25 por ciento de los residuos plásticos presentes en los vertederos de Yucatán y de todo México son botellas de agua. Esto refleja la magnitud del problema y la necesidad de tomar medidas urgentes.
Un tema preocupante que la investigadora resaltó es que el espacio para desechar plásticos se agota rápidamente, y actualmente no existe ningún basurero en la península de Yucatán ni en México en general que tenga capacidad suficiente o vigencia de llenado. Además, los basureros clandestinos se han convertido en un problema grave que está deteriorando los ecosistemas de la región.

En referencia a la Planta de Transformación de Residuos: Pellets CDR, presentada a principios de año por el ayuntamiento de Mérida, Aldana Aranda opinó que aunque puede ser vista como una solución para el problema de los desechos, es esencial que los ciudadanos sean conscientes de que el mayor problema de contaminación proviene de los plásticos. De acuerdo con la experta, ninguno de estos materiales se recicla al 100 por ciento, lo que agrava aún más la crisis ambiental.

La investigadora enfatizó que el impacto de los plásticos afecta directamente a los mares de la zona de Yucatán, no solo al Caribe. Es importante tener en cuenta que los plásticos no son inertes, ni inocuos, ya que no se desintegran ni son compostables. Con el tiempo, se degradan en microplásticos, pequeñas partículas que tienen la capacidad de absorber hasta un millón de veces más químicos, pesticidas, agroquímicos y metales pesados. Estas partículas, altamente tóxicas, terminan siendo ingeridas por los seres humanos sin que estos sean conscientes de ello, generando un riesgo para la salud.